Entró y quiere salir...

Él entró en mi vida, en mis entrañas, hizo su aparición, se quedó dentro mío y ya quiere salir... Aduce que es por mi bien, dice que es mejor para mí, pero no ve cómo se desgarran mis más íntimas ambiciones, cómo me deshago llorando por sus actitudes erráticas, demanda que me aleje y yo no soporto este cruel dolor.
Tal vez piensa como yo pensé alguna vez. que es mejor que sufra pronto, me aleje y no, que me quede para sufrir con el tiempo mucho más... yo también me equivocaba decididiendo unilateralmente por los sentires de su ser amado.
Tal vez yo me equivoque proyectando sobre él mis deseos de construir una relación, tal vez lo único posible entre nosotros sea hablar, discursear, meditar, quebrantar normas, reírnos del mundo y yo en lo profundo de mí desarraigar viejos mitos y amores.
Apareció y desató una tormenta tan grande que ya no quedan historias para recordar, todo se quedó enterrado bajo una gran capa de barro y no puedo ver nada más que este presente que se quiere desparramar entre un montón de lágrimas que la impronta de su morboso alejamiento me produce...
Él me aparta, me pone en el cauce terrible de una catarata que me quiere llevar lejos de él, creo que es pura y meramente cobardía a aceptar que yo pueda sentir tanto por tan poco (es lo que él supone que está dando). Pero... ¿quién mide y cuantifica lo que se brinda o no?
Duele... más su actitud que la misma vida, duele que me tenga que distanciar sólo porque él expone que es mi mejor solución. Yo ya sufrí demasiado y sé qué cosas me hacen sufrir, no hay nadie en la tierra que se pueda meter dentro mío y medir mi sufrir... salvo yo misma.
Para eso estoy yo, yo decido quién entra y quién sale, claro, si él se encapricha en irse, yo no puedo retenerlo, pero puedo hacer lo que quiera con lo que siento; puedo atesorarlo o tirarlo a la basura, cualquier cosa que decida... MI DECISIÓN ES SOBERANA... NADIE PUEDE CON ESO... NI YO MISMA...